miércoles, 5 de octubre de 2016

Entrada nueva

Esos sentimientos que te cuestan enfrentar y comprender, esas sensaciones tan difíciles de expresar, esas situaciones en las que todo te desborda, todo te duele y ya no puedes más... la poesía te salva, te libera, te escucha, te descarga, las palabras se funden con mi cuerpo para liberar mi mente y hacer algo mas llevadero ese infierno interno.
Así surgen poemas como este último y me doy cuenta de lo mucho que me sirve escribir y lo que significa para mi.
El arte no es simplemente una creación con un fin estético o impactante, el arte es la forma de expresión más pura y en armonía con el ser humano, porque por muy racionale que pueda ser el ser humano, es imposible obviar esa poderosa parte de nosotros que desea volar cómo un pájaro, flotar como una hoja sobre el agua, transportarte a un mundo nuevo y no parar de soñar y sentir todo como si no hubiera mañana. Somos seres racionales, pero para bien o para mal, también somos seres emocionales. Por eso sufrimos, amamos, lloramos y reímos, a veces incluso al mismo tiempo; y por eso hemos creado el arte, para intentar plasmar lo que tan si quiera somos capaces de racionar, lo que solo podemos sentir y tal vez trasmitir, pero nunca de la misma manera que uno lo siente.

Esta es la primera entrada que publico a tiempo real, a tan solo un par de días de haber escrito la poesía, no hacía falta publicarla ya que, al fin y al cabo era para mi, para escupir en el papel parte de mi malestar, de mis preocupaciones, de mis sentimientos; pero el arte, además de ser un medio de disfrute personal, al compartirlo se convierte en nexo entre entes, entre almas, mentes o corazones; siempre despierta nuevas sensaciones o reflexiones propias y ese es mi regalo para quien quiera leer lo que escribo.

Me alegro de haber recordado por qué existe este blog, por qué lo comparto y por qué escribo; procurare no volver a olvidarlo.

Gracias  a quien lo ha valorado haciendo que vuelva a tenerlo en mente.

Un Mar de Nubes

Esos sentimientos que te cuestan enfrentar y comprender, esas sensaciones tan difíciles de expresar, esas situaciones en las que todo te desborda, todo te duele y ya no puedes más... la poesía te salva, te libera, te escucha, te descarga, las palabras se funden con mi cuerpo para liberar mi mente y hacer algo mas llevadero ese infierno interno. 

UN MAR DE NUBES

Medimos las palabras,
medimos las miradas;
para luego desahogarnos
en una canción desesperada.

Intentamos expresar,
con frases y expresiones,
una bruma emocional
que no entiende de oraciones.

Intentamos explicar
a que huelen las nubes,
no es respuesta racional
decir que es el aroma de mi piel sobre tu almohada;
terciopelo verde,
besos de miel sobre la cama.

No hay objetividad
cuando dices que soy tu estrella,
cuando blasfemas y me elevas
a una perfección que no es cierta.
Sin embargo yo empiezo a volar,
a sentir con mis manos el perfume de las nubes.
Cierro los ojos,
me quedo muda,
solo escucho la sinfonía
que crean tu respiración y la mía.

En un abrazo me inunda,
me atrapa y atrae,
una ola candente de suave espuma.
Vivo en el fondo del mar,
en el hogar de las estrellas.
Habla mi sonrisa,
dice más que cualquier palabra en mi cabeza.


Pero entonces se turbia el agua,
algo empieza a fallar,
esas mullidas nubes estallan.
Es mi maldición,
mi propia tinta
que me ciega y ata el corazón.

Enmudecen mis ojos por dentro,
mi piel llora ácido,
reina en mi el silencio;
suena un parpadeo lento.
Quiero luchar,
quiero obviar,
quiero cambiar;
pero no se que quiero primero.

Se quiebran mis venas,
me vuelvo estatua inquieta.
Mi sangre se convierte en arena,
mi cuerpo ya no tiembla más que de miedo.
No siento apenas,
gritos exasperados me condenan.

De nuevo recurrimos a palabras,
pues mi mirada,
fría y desilusionada,
ya no habla.
Sufres frustración de entendimiento,
mientras no distingues
como yo muero por dentro.

No tengo palabras,
no tengo oraciones;
o tal vez si,
pero están desordenadas,
perdidas entre las velas apagadas.




Esas emociones,
miedos y temores;
se clavan como espadas
en los nervios de mi pecho;
rompiendo conexiones
que me unían con el cielo.
Miro a mi alrededor,
no veo,
no veo más que un sol oscuro
iluminando todos mis defectos.

Y no entiendes,
nadie entiende;
solo quiero ver la luna,
alcanzar las estrellas,
estar a su altura.
Pero no entiendes,
nadie entiende;
porque esas estrellas son mis dioses,
son los fantasmas de mis temores,
sombras que persigo asustada
que me destrozan,
que desgajan mi piel
y me presionan;
me atraen y enloquecen
volviéndome su sirviente.
Pero no entiendes,
nadie entiende;
que vivo atrapada
en una libertad creada,
que no tener barrotes me enjaula,
que tenerlos,
me hace desgraciada.
Pero no entiendes,
nadie entiende,
ni si quiera yo logro entender.

Miro, sufro y aprendo;
trato de tomar apuntes en mi cuaderno de carbono,
me hago fuerte y lo intento;
pero no es suficiente…
Me torturan los recuerdos,
no quiero ayuda,
pero siento que no puedo;
objetivos que me torturan
y hacen que me aleje de ti y tu cura.

No quiero más besos azucarados,
no me los he ganado.
No quiero consuelos de algodón,
no son fundamentados.
No quiero más caricias de seda,
ya no disfruto igual con ellas.

Puede que eche de menos tus abrazos,
puede que recuerde con dulzura el yogur en mis labios;
con nostalgia y frustración,
porque sé que el aceite soy yo.

No puedo esperar que comprendas
mi química emocional,
mi mente y piel complejas.
Sufro mientras sufres,
sufro por sufrir,
sufro porque es mi naturaleza
alertarme cuando soy feliz.

Y es que no hay razón,
pero la tengo toda,
solo estoy buscando la canción adecuada
para tantas letras desperdigadas.
Es la forma de encontrarla:
buscar notas,
probar,
seguir buscando
y exigir un poco más.




Se hace arduo el camino,
peciolos inocentes y asesinos.
¿Será este el mío
o debo seguir testando recorridos?
Yo elijo mejorarme,
aunque sufra en el desvío.
Destrozo ramas en el camino,
se me clavan en las llagas
de mi hígado descosido.

Odio alejarme,
esta vez es más difícil;
pero no puedo seguir,
no soporto la idea de rendirme,
de resignarme y  no ser feliz.

Puede que haya otra manera,
que solo deba andar,
que solo deba fluir,
que solo deba dejarme llevar.
Puede que haya otra respuesta,
para disfrutar sin huir,
para vivir por siempre en un mar de nubes.
Pero no me deja mi cabeza.
Necesito volver a empezar,
reconstruirme entera.
Aunque nunca olvide
todo lo que soy y era.

Las despedidas a veces nunca acaban,
a veces nunca empiezan,
a veces son falsas,
a veces verdaderas;
a veces muy deseadas
otras totalmente desesperadas.
Medimos las palabras,
medimos las miradas,
para luego desahogarnos

en una canción desesperada.