Esos sentimientos que te cuestan enfrentar y comprender, esas sensaciones tan difíciles de expresar, esas situaciones en las que todo te desborda, todo te duele y ya no puedes más... la poesía te salva, te libera, te escucha, te descarga, las palabras se funden con mi cuerpo para liberar mi mente y hacer algo mas llevadero ese infierno interno.
Así surgen poemas como este último y me doy cuenta de lo mucho que me sirve escribir y lo que significa para mi.
El arte no es simplemente una creación con un fin estético o impactante, el arte es la forma de expresión más pura y en armonía con el ser humano, porque por muy racionale que pueda ser el ser humano, es imposible obviar esa poderosa parte de nosotros que desea volar cómo un pájaro, flotar como una hoja sobre el agua, transportarte a un mundo nuevo y no parar de soñar y sentir todo como si no hubiera mañana. Somos seres racionales, pero para bien o para mal, también somos seres emocionales. Por eso sufrimos, amamos, lloramos y reímos, a veces incluso al mismo tiempo; y por eso hemos creado el arte, para intentar plasmar lo que tan si quiera somos capaces de racionar, lo que solo podemos sentir y tal vez trasmitir, pero nunca de la misma manera que uno lo siente.
Esta es la primera entrada que publico a tiempo real, a tan solo un par de días de haber escrito la poesía, no hacía falta publicarla ya que, al fin y al cabo era para mi, para escupir en el papel parte de mi malestar, de mis preocupaciones, de mis sentimientos; pero el arte, además de ser un medio de disfrute personal, al compartirlo se convierte en nexo entre entes, entre almas, mentes o corazones; siempre despierta nuevas sensaciones o reflexiones propias y ese es mi regalo para quien quiera leer lo que escribo.
Me alegro de haber recordado por qué existe este blog, por qué lo comparto y por qué escribo; procurare no volver a olvidarlo.
Gracias a quien lo ha valorado haciendo que vuelva a tenerlo en mente.
Un rincón repleto de literatura personal: poesías, relatos, reflexiones, reseñas, écfraisis, diálogos e incluso cultura y otros contenidos que pueden resultar muy interesantes... Tratando una amplia variedad de temas, este es un profundo baúl que guarda los pensamientos de una persona que quiere compartirlos. Sociedad, tecnología, sentimientos y sensaciones, ética y filisofía, fantasía, realismo, crítica, drama...
miércoles, 5 de octubre de 2016
Un Mar de Nubes
Esos sentimientos que te cuestan enfrentar y comprender, esas sensaciones tan difíciles de expresar, esas situaciones en las que todo te desborda, todo te duele y ya no puedes más... la poesía te salva, te libera, te escucha, te descarga, las palabras se funden con mi cuerpo para liberar mi mente y hacer algo mas llevadero ese infierno interno.
UN MAR DE NUBES
Medimos las
palabras,
medimos las
miradas;
para luego
desahogarnos
en una
canción desesperada.
Intentamos
expresar,
con frases y
expresiones,
una bruma
emocional
que no
entiende de oraciones.
Intentamos
explicar
a que huelen
las nubes,
no es
respuesta racional
decir que es
el aroma de mi piel sobre tu almohada;
terciopelo
verde,
besos de miel
sobre la cama.
No hay
objetividad
cuando dices
que soy tu estrella,
cuando
blasfemas y me elevas
a una
perfección que no es cierta.
Sin embargo
yo empiezo a volar,
a sentir con
mis manos el perfume de las nubes.
Cierro los
ojos,
me quedo
muda,
solo escucho
la sinfonía
que crean tu
respiración y la mía.
En un abrazo
me inunda,
me atrapa y
atrae,
una ola
candente de suave espuma.
Vivo en el
fondo del mar,
en el hogar
de las estrellas.
Habla mi
sonrisa,
dice más que
cualquier palabra en mi cabeza.
Pero entonces
se turbia el agua,
algo empieza
a fallar,
esas mullidas
nubes estallan.
Es mi
maldición,
mi propia
tinta
que me ciega
y ata el corazón.
Enmudecen mis
ojos por dentro,
mi piel llora
ácido,
reina en mi
el silencio;
suena un parpadeo
lento.
Quiero
luchar,
quiero
obviar,
quiero
cambiar;
pero no se
que quiero primero.
Se quiebran
mis venas,
me vuelvo
estatua inquieta.
Mi sangre se
convierte en arena,
mi cuerpo ya
no tiembla más que de miedo.
No siento
apenas,
gritos
exasperados me condenan.
De nuevo
recurrimos a palabras,
pues mi
mirada,
fría y
desilusionada,
ya no habla.
Sufres
frustración de entendimiento,
mientras no
distingues
como yo muero
por dentro.
No tengo
palabras,
no tengo
oraciones;
o tal vez si,
pero están
desordenadas,
perdidas
entre las velas apagadas.
Esas
emociones,
miedos y
temores;
se clavan
como espadas
en los
nervios de mi pecho;
rompiendo
conexiones
que me unían
con el cielo.
Miro a mi
alrededor,
no veo,
no veo más
que un sol oscuro
iluminando
todos mis defectos.
Y no
entiendes,
nadie
entiende;
solo quiero
ver la luna,
alcanzar las
estrellas,
estar a su
altura.
Pero no
entiendes,
nadie
entiende;
porque esas
estrellas son mis dioses,
son los
fantasmas de mis temores,
sombras que
persigo asustada
que me
destrozan,
que desgajan
mi piel
y me
presionan;
me atraen y
enloquecen
volviéndome
su sirviente.
Pero no
entiendes,
nadie
entiende;
que vivo
atrapada
en una
libertad creada,
que no tener
barrotes me enjaula,
que tenerlos,
me hace
desgraciada.
Pero no
entiendes,
nadie
entiende,
ni si quiera
yo logro entender.
Miro, sufro y
aprendo;
trato de
tomar apuntes en mi cuaderno de carbono,
me hago
fuerte y lo intento;
pero no es
suficiente…
Me torturan
los recuerdos,
no quiero
ayuda,
pero siento
que no puedo;
objetivos que
me torturan
y hacen que
me aleje de ti y tu cura.
No quiero más
besos azucarados,
no me los he
ganado.
No quiero
consuelos de algodón,
no son
fundamentados.
No quiero más
caricias de seda,
ya no
disfruto igual con ellas.
Puede que
eche de menos tus abrazos,
puede que
recuerde con dulzura el yogur en mis labios;
con nostalgia
y frustración,
porque sé que
el aceite soy yo.
No puedo
esperar que comprendas
mi química
emocional,
mi mente y
piel complejas.
Sufro
mientras sufres,
sufro por
sufrir,
sufro porque
es mi naturaleza
alertarme
cuando soy feliz.
Y es que no
hay razón,
pero la tengo
toda,
solo estoy
buscando la canción adecuada
para tantas
letras desperdigadas.
Es la forma
de encontrarla:
buscar notas,
probar,
seguir
buscando
y exigir un
poco más.
Se hace arduo
el camino,
peciolos
inocentes y asesinos.
¿Será este el
mío
o debo seguir
testando recorridos?
Yo elijo
mejorarme,
aunque sufra
en el desvío.
Destrozo
ramas en el camino,
se me clavan
en las llagas
de mi hígado
descosido.
Odio
alejarme,
esta vez es
más difícil;
pero no puedo
seguir,
no soporto la
idea de rendirme,
de resignarme
y no ser feliz.
Puede que
haya otra manera,
que solo deba
andar,
que solo deba
fluir,
que solo deba
dejarme llevar.
Puede que
haya otra respuesta,
para
disfrutar sin huir,
para vivir
por siempre en un mar de nubes.
Pero no me
deja mi cabeza.
Necesito
volver a empezar,
reconstruirme
entera.
Aunque nunca
olvide
todo lo que
soy y era.
Las
despedidas a veces nunca acaban,
a veces nunca
empiezan,
a veces son
falsas,
a veces
verdaderas;
a veces muy
deseadas
otras
totalmente desesperadas.
Medimos las
palabras,
medimos las
miradas,
para luego
desahogarnos
en una
canción desesperada.
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